En un tercer grado, alumnos con discapacidad se sumaron a las clases de Inglés, de las que anteriormente no participaban. Se apuntó a que aprendieran en igualdad de condiciones, generando estrategias que favorezcan la accesibilidad cognitiva.
Abordar la psicomotricidad en la sala permite trabajar al sujeto de forma integral para abrir puentes de comunicación con el medio, el otro y uno mismo. La fuente de retroalimentación fue el desarrollo de la corporalidad frente a situaciones de desafío, placer y displacer.
Esta experiencia tuvo como objetivo generar un espacio de inclusión donde todos y todas puedan compartir un mismo espacio de juego. Partiendo de la idea de Instalaciones de Juego, arribaron a la de Elaboración de Micromundos.
La práctica consistió en un espacio que todos los niños pudieran experimentar como lugar exploratorio, de regulación, de juego y de descarga.
