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Formas de promover el involucramiento familiar en la educación

Autores: Brenda Frydman y Agostina Giovanardi

Frente al nuevo escenario mundial provocado por la expansión del COVID, las familias asumieron un rol central acompañando a sus hijos/as en un nuevo formato de enseñanza-aprendizaje, ayudándolos en la realización de las tareas y en el estudio de los diversos contenidos. De este modo, el cese de clases presenciales se constituyó como una oportunidad inédita para un involucramiento de los adultos en la dinámica escolar y para el fortalecimiento de las relaciones entre los niños/as o adolescentes y sus padres.

Mientras los distintos ministerios y actores escolares desarrollaron estrategias y propuestas para convocar su participación, desde la investigación internacional se reabrió el debate en torno al rol fundamental que cumplen las familias en la educación. En este marco, resulta relevante reflexionar sobre esta temática y pensar estrategias para promover los espacios de participación, con el objetivo de potenciar un vínculo que se sostenga en la postpandemia.
Diversos estudios sobre eficacia escolar han estudiado y comprobado el valor del involucramiento familiar en educación, mostrando que la relación entre las escuelas, los/as docentes y las familias puede influir positivamente en los logros académicos de los/as estudiantes que asisten a diferentes niveles educativos (Willemse et al, 2018; Desforges and Abouchaar 2003; Jeynes 2007). Cuando trabajan en conjunto, los/as estudiantes tienden a obtener mejores resultados académicos, mejores tasas de asistencia y promoción y disfrutan más (Henderson y Mapp, 2002) a la vez que logran una mejor apropiación de patrones disciplinarios dentro de la escuela (Bazán et al. 2007; Jadue 2003).

Haciendo foco en la Ciudad de Buenos Aires, la evidencia provista por los cuestionarios complementarios de la Evaluación Aprender 2018 indica que, entre los directivos que consideran que el ausentismo estudiantil es una problemática en su escuela, destacan entre sus causas la baja motivación de los/as estudiantes en el hogar en relación con la escuela (60%) y la necesidad de realizar tareas de cuidado en el hogar (34%). Por su parte, en Aprender 2019 al consultar a directivos por el vínculo de la escuela con las familias y cruzarlo con los resultados académicos de los/as estudiantes, se observa que a medida que mejora la concepción de los directivos sobre el vínculo entre las familias y la escuela, aumenta el porcentaje de estudiantes que alcanzaron los niveles de desempeño satisfactorio y avanzado.

Para que tenga una incidencia significativa, es necesario que el involucramiento familiar forme parte de un proyecto institucional donde todos los actores desarrollen acciones para poder potenciarlo (Goodall y Vorhaus, 2011; Dyson, Beresford et al, 2007). 

Estrategias para potenciar la participación familiar 

A partir del relevamiento de diversas experiencias a nivel internacional, una de las principales estrategias que se proponen es promover la convocatoria a familias a reuniones individuales con el fin de instalar una comunicación fluida con los/as docentes del aula, de modo que se establezca un compromiso respecto al aprendizaje del estudiante. Asimismo, estas reuniones deben funcionar también como instancias de concientización y orientación a las familias respecto a las formas en que pueden acompañar y apoyar a sus hijos/as, de manera que haya coherencia entre lo que se dice en la casa y lo que se trabaja en la escuela (Mapp & Kuttner, 2013). Además, se enfatiza la importancia de incorporar herramientas de comunicación prácticas y accesibles, muchas de las cuales fueron exitosamente incorporadas durante la pandemia, como por ejemplo, mail, redes sociales, etc.  

En esta línea, otros estudios analizan el efecto positivo de acciones de participación de las familias en la escuela y el rol que asumen en la comunidad escolar. Es decir, el involucramiento familiar pensado en términos de la colaboración con la comunidad, con otras familias, la participación en tareas voluntarias y la comunicación (Epstein y Sheldon 2008). Esto fomenta el cumplimiento de metas (Ruiz 2003) e influye en la disminución de la deserción escolar (Yurén y Cruz 2009).

Por otra parte, es importante que cada comunidad escolar conozca los intereses y preocupaciones de las familias para lograr desarrollar estrategias que permitan generar una participación significativa y sostenida en el tiempo. Es abundante la bibliografía que propone a las escuelas realizar una instancia de indagación a las familias a partir de la cual se pueda relevar cuáles son las actividades en las cuales les gustaría participar, las habilidades o capacidades que les gustaría aportar, las áreas sobre las cuales les gustaría recibir información, las dificultades que encuentran a la hora de acercarse a la escuela, entre otras  (Henderson y Mapp, 2002; Ministerio de Educación de Ontario, 2014; Ministerio de Educación de Escocia, 2019). 

Además de generar espacios de encuentro y comunicación, la bibliografía destaca la importancia de incentivar la participación de las familias desde lo cotidiano (Henderson y Mapp, 2002; Goodall y Vorhaus, 2011, Harris, 2012), por ejemplo, por medio de la construcción de espacios que potencien su participación en la toma de decisiones, la orientación sobre cómo acompañar a sus hijos/as en los aprendizajes, la invitación a presenciar clases y participar de ellas, las tareas interactivas que alienten a las familias a ser protagonistas en el aprendizaje de sus hijos/as, entre otras. 

Reflexiones finales

En el contexto inédito actual las familias han asumido un rol más protagónico en el proceso educativo. Este escenario puede pensarse como una oportunidad para una transformación más profunda en educación, en la que una mayor participación de las familias en la escolaridad puede ser el potencial para influir positivamente en las condiciones educativas vigentes.  

Para ello, resulta central pensar en el involucramiento desde una perspectiva de equidad y de diversidad, donde las propuestas y estrategias que emerjan tengan la potencialidad de mejorar las condiciones de los/as estudiantes, más allá de sus condiciones de origen y que partan de un reconocimiento de los modelos diversos de familia que conviven hoy en día.

En este sentido, las escuelas deben generar lazos que involucren a las familias en el proceso de aprendizaje de sus hijos/as e instar a los/as docentes a que se acerquen a la realidad de los/as estudiantes, de manera que conozcan el contexto social y familiar en el que están inmersos (Harris, 2012).

1 La evaluación aprender  (ex ONE) es el dispositivo nacional  de evaluación de los aprendizajes de los/as estudiantes implementado desde el año 2016 por el Ministerio de Educación de la Nación.

Bibliografía

Bazán Ramírez, A., Sánchez Hernández, B. A., & Castañeda Figueiras, S. (2007). Relación estructural entre apoyo familiar, nivel educativo de los padres, características del maestro y desempeño en lengua escrita.

Desforges, C., & Abouchaar, A. (2003) The Impact of Parental Involvement, Parental Support and Family Education on Pupil Achievement and Adjustment: A Literature Review (Vol. 433). Londres: DfES.

Dyson, A., Beresford, E., & Splawnyk, E. (2007) The Manchester Transition Project: Implications for the Development of Parental Involvement in Primary Schools. Manchester: DfES.

Epstein, J. y Sheldon, S. (2008). Moving forward: Ideas for research on school, family, an community partnerships. En C. Chifton y S. Ronald (Eds), Handbook for research in education (pp.115- 150). California: Sage Publications.

Goodall, J., & Vorhaus, J. (2011) Review of Best Practice in Parental Engagement.

Harris, A. (2012) Liderazgo y desarrollo de capacidades en la escuela. Santiago: Fundación Chile.

Henderson, A. T., & Mapp, K. L. (2002). A New Wave of Evidence: The Impact of School, Family, and Community Connections on Student Achievement. Annual Synthesis, 2002.

Jadue, G. (2003). Transformaciones familiares en Chile: riesgo creciente para el desarrollo emocional, psicosocial y la educación de los hijos. Estudios pedagógicos (valdivia), (29), 115-126. En: https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?pid=S0718-07052003000100008&script=sci_arttext

Jeynes, W. H. (2007) The Relationship Between Parental Involvement and Urban Secondary School Student Academic Achievement: A Meta-analysis. Urban Education, 42(1), 82-110.

Mapp, K. L., & Kuttner, P. J. (2013) Partners in Education: A Dual Capacity-Building Framework for Family-School Partnerships. SEDL. U.S. Department of Education. En: https://sedl.org/pubs/framework/

Ministerio de Educación de Escocia (2019) Engaging Parents and Families – A Toolkit for Practitioners

National Improvement Hub. Recuperado el día 11 de noviembre de 2020 de  https://education.gov.scot/improvement/learning-resources/engaging-parents-and-families-a-toolkit-for-practitioners/

Ministerio de Educación de Ontario (2014) Parent involvement leads to student success, en Encouraging Parent Involvement in Schools. Recuperado el 27 de noviembre de 2020 de  http://www.edu.gov.on.ca/eng/parents/involvement/

Ruíz, M. (2003). Educación de adultos y familia. En M. Bertely (coord.), Educación, derechos sociales y equidad. Tomo II. (pp. 713-743). México: COMIE-SEP-CESU.

Willemse, T. M., Thompson, I., Vanderlinde, R., & Mutton, T. (2018) Family-School Partnerships: a Challenge for Teacher Education. Journal of Education for Teaching, 44:3, 252-257. En: https://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/02607476.2018.146554

Yurén Camarena, M. T., & Cruz, M. D. L. (2009) La relación familia-escuela: condición de mejora de la eficacia escolar en la formación valoral de niños (as) migrantes. REICE – Revista Electrónica Iberoamericana sobre Calidad, Eficacia y Cambio en Educación, 7(2), 130-150. En: http://www.rinace.net/reice/numeros/arts/vol7num2/art7.pdf