Cuando lo que decimos no son verdades
Sé que el título puede crear confusiones, pues no hay nada mejor que un poco de confusión, para despertar el interés de quienes nos leen y/o escuchan.
Algunos de los aspectos que me “llaman” es qué lugar ocupa el tema de la verdad: como si fuese un imperativo el tener que asegurar que lo que uno dice es la verdad cuando personalmente me cuestiono, especialmente en el ámbito educativo, su existencia.
Y esta sí es una verdad: no creo en la existencia de verdades absolutas, no al menos en nuestro ámbito, el educativo. Creo en la existencia de posturas, ideas, opiniones.
¿Por qué poner el acento en esta afirmación? Porque siento que uno de los mandatos que trato de poner en juego es el de provocar y alentar. Provocar y alentar el pensamiento del otro, que no siempre es sinónimo de acordar, sino de provocar su pensamiento, pensamiento con el que se puede coincidir o no, pero que legitima y habilita el pensamiento alternativo, divergente. No siempre es buscar que todo el mundo esté acorde o de acuerdo con lo que uno dice. Es decir que no estar de acuerdo implica pensar sobre el pensar del otro, implica incrementar el pensamiento propio, que a su vez genera nuevas miradas sobre lo que uno mismo piensa y hace.
El no estar de acuerdo también implica un cierto grado de esfuerzo porque en un diálogo uno tiene que explicar o justificar ante uno mismo o ante los demás porque uno no está de acuerdo y eso requiere poner en juego pensamientos y conocimientos.
¿Qué significa pensar?: pensar no es otra cosa que tener una discusión interna; por lo tanto si muchas de las cosas que yo puedo decir o escribir provoca el pensamiento del otro es así como creo que se va construyendo lo que podría denominar un pensamiento colectivo que no necesariamente es un pensamiento compartido.
Y esto es así porque lo que el otro dice o escribe me lleva a mí a replantearme mis propias ideas y mis propias acciones y puede suceder que algunas veces acuerdo con lo que leo o escucho y otras veces despierta en mí pensamientos contrarios.
Hablamos de la necesidad de estimular la aparición del pensamiento divergente, de las respuestas alternativas, ya que todo ello contribuye a enriquecer la aparición de un pensamiento colectivo.
Planteamos el valor de ir reviendo alguno de los términos que hoy en día se pueden resignificar. Quizás no es tanto cambiar conceptos sino ver en qué situaciones se aplican mejor y por lo tanto hay algunas cosas que ya venimos diciendo hace mucho pero que sin embargo al día de hoy empiezan a tener otra potencia y otra fuerza.
Y no siempre es fácil organizar el pensamiento en un modo tal que pueda leerse en un escrito. La organización interna de todo texto escrito se hace siempre más dificultosa que lo que puede ser hablar, conversar; donde uno puede ir y volver, donde con los gestos también puede ayudar a que se interprete la idea, el pensamiento y la intención. Es por ello que a veces pongo mucho subtítulos o pongo preguntas que yo misma me hago de tal manera que quien lo lea se puede identificar con la pregunta aunque no acuerde con la respuesta.
Por supuesto que uno puede decir que un texto escrito basado en múltiples voces tuvo su origen en la situación de crisis producida por la terrible pandemia y entre otras cosas la consecuente cuarentena. Pero, por lo menos en mi caso, me llevó a preguntarme cuántas de las opiniones e ideas que uno fue organizando, compartiendo y pensando no pueden ser ya las semillas de otro modo de entender la educación.
En muchos casos lo que sucedió fue que ideas, conceptos, principios que ya daban vuelta en la cabeza hace muchos años, en el momento de crisis de la pandemia se reflotaron y empezaron a tener otro significado.
En el fondo esto es lo que puede llevar o no a pensar en modificaciones, tanto en prácticas como en reflexiones acerca de los modos de hacer escuela.
Habiendo comenzado por explicitar esta postura, ahora podré continuar compartiendo con ustedes algunas ideas que me provocaron sus preguntas, afirmaciones y cuestionamientos.
Dejo en claro de antemano que no me detendré en analizar aspectos referidos esencialmente a aspectos socio-políticos, socio-económicos y socio-culturales aunque obviamente los considero imprescindibles de tener en cuenta.
Pensando en el antes, el ahora y el después ¿qué fuimos aprendiendo?
Escuela y casa: La escuela es la escuela y la casa es la casa. No se puede trasladar la escuela de la habitualidad al “hacer escuela” de la excepcionalidad.
Los docentes no están en la escuela: “hacen escuela”. En un primer momento: se trataba de trasladar indiscriminadamente actividades escolares a las pantallas. Actualmente: se pone en juego un análisis crítico de la situación.
Familia: no son “docentes suplentes” son equipo, pero esencialmente son familia. Desde una visión escolar la vida en la casa muy a menudo se transforma en agenda desorganizada.
Ampliar nuestra idea y caracterización sobre el aprendizaje:
- Aprendizaje: aprender algo que hasta ahora no se sabía, refiere especialmente al aprendizaje escolar
- Aprendizaje como transferencia de los aprendizajes: emplear saberes adquiridos a otras situaciones y darse cuenta de ello.
- Aprendizaje como cuestionamiento de saberes adquiridos: darse cuenta de que en determinadas circunstancias es necesario ponerlos en tela de juicio, cuestionar saberes y darse cuenta de ello.
- Desaprender para reaprender. Darse cuenta de que saberes tenidos como válidos y pertinentes pueden ser al día de hoy obsoletos, no pertinentes, perimidos, inadecuados.
El cuerpo en la escuela y fuera de ella
Siempre se cuestionó su lugar: tomar distancia, sentarse a upa del director, cambiar pañales con guantes.
El cuerpo es todo, no sólo el tacto. Cuerpo es mirada, gestos, movimientos, oír y decir palabas, silencios, entonación. El único sentido que se ve afectado es el tacto.
En Zoom, Meet, etc: todos juntos y separados: Todos juntos se escribe separado y Separado se escribe todo junto: ¿y cómo se vive? En zoom, meet, etc: mostramos solo la cara, cuando habitualmente los docentes utilizamos todo el cuerpo.
Hablando de presencial y presencialidad, virtual y virtualidad, encuentros y desencuentros:
Presencia no es “cara a cara. Es garantizar el compartir espacio y tiempo simultáneamente. Y no sucesivamente. ¿Virtualidad y distancia? Cara a cara: ¿no se da también en las pantallas?
Necesitamos redefinir las características esenciales de la presencialidad. Las clases presenciales por sí mismas no garantizan calidad, la da todo el ámbito, incluyendo en él al educador y sus decisiones y propuestas. Cuando la virtualidad es realidad y presencialidad; por definición lo “virtual” es lo aun no real: ¿negaremos la realidad de la mediación tecnológica?
¿Qué distancia tiene la distancia? Repensando conceptos e ideas: mediatez y cercanía; virtualidad y realidad; presencialidad y encuentro.
¿Cómo es la interacción y el encuentro?: ¿no presencial?, ¿a distancia? ¿Virtual? No es necesario que se pierdan contactos: adquieren otros formatos: se apela más a la mirada, la voz, los gestos, los silencios y menos al tacto: no nos tocamos, podemos vernos.
Debemos entender bien el tema de los vínculos: hoy se destacan, pero siempre existieron. Se hacen visibles. Antes: “me tiene entre ojos” “me hizo odiar u amar una materia o disciplina”. No son vínculos ni de amistad, ni de familia ni de pareja. Los llamamos vínculos pedagógicos o educativos. Vínculo pedagógico: no implica ser familia ni terapeutas. Su componente principal es: “me preocupo y me ocupo de vos y por vos” “me doy cuenta de que te importo” “valoro tu esfuerzo y compromiso”.
La continuidad pedagógica debe poner el acento esencialmente en la retención y no tanto en una continuidad curricular. Alumnos que comprenden que vale la pena aprender.
La diversidad está atravesada y compuesta por multiplicidad de variables, muchas ya existentes y ahora más visibles y ampliadas; otras que ahora aparecen con más fuerza.
La excepcionalidad no crea la desigualdad, la hace visible, la fortalece y la amplía. Que la desigualdad, que siempre existió, no se transforme en expulsora del sistema.
Aprendizaje de los educadores: cuestionar validez de lo que se ha venido haciendo habitualmente y compararlo con lo que hace en excepcionalidad. Esta comparación implica pensamiento, reflexión y cuestionamiento. Puede llevar a dejar de lado, conservar, transformar o crear nuevos modos de enseñar. ¿Qué es lo que ya existía y ahora se hace visible? ¿Qué de lo que sucede en época de excepcionalidad cambiará, se mantendrá o se hará a nuevo en épocas de habitualidad?
“Oportunidad”: Toda situación puede o no ser oportunidad para que algo nuevo o distinto aparezca o se construya. No depende simplemente de la situación sino de lo que se haga con ella, ante ella, a partir de ella.
Evaluación: no es sólo “saber qué sabe el alumno” o “saber si sabe lo que tiene que saber”. Esencialmente es también “la evaluación debe permitir a nuestro alumno aprender, seguir aprendiendo, reconocer que está aprendiendo y valorar ese aprendizaje”. Importancia de la devolución, la retroalimentación, el feedback.
Variables o aspectos a considerar:
Diferencias en las variables contextuales entre épocas de habitualidad y épocas de excepcionalidad
Hablemos de los sujetos
Del alumno-sujeto de la educación al sujeto en y con familia. Ahora: cada alumno está “separado” del resto de alumnos y está en y con su familia.
Del docente-sujeto de la situación educativa, al educador en y con familia: se diluye el límite entre el espacio de lo público (lugar de trabajo) y espacio de lo privado (lugar de la propia familia). Límites entre lo personal (yo y mi familia) y lo público (trabajo como educador)
Hemos estudiado en nuestra formación como docentes, de todos los niveles, materias tales como “Psicología evolutiva”, “Sujetos de la educación” u otras nominaciones. Es así que hemos estudiado y aprendido las características de nuestros alumnos, etapas evolutivas, habilidades y posibilidades, etc. También hemos aprendido en otras materias en qué consiste ser docente, características del rol docente.
Nos encontramos en este momento con una situación que nos lleva a redefinir y resignificar lo sabido y aprendido. Nuestros alumnos son ahora “sujetos de la educación en y con familia”. Nosotros somos ahora “docentes, directivos, supervisores, etc. en y con familia”.
Y no es un juego de palabras, es poner palabras a las experiencias que estamos teniendo como educadores con alumnos, y como educadores con familia. En momentos de clase habituales (para no decir “normales”) estamos con un grupo de chicos o jóvenes que tienen la misma o semejante edad. Ahora nos dirigimos a alumnos, cada uno de los cuales está con un grupo diferente (los miembros de su familia) con diferentes edades, saberes, intereses y posibilidades.
Ahora más que nunca nuestro público de achica y se amplía. Se achica cuando cada uno de nuestros alumnos nos lee o escucha sin sus compañeros; se amplía cuando cada uno de nuestros alumnos nos escucha y nos lee con todo o parte de su grupo familiar.
Hablemos de los tiempos
Sincronía y asincronía. En la escuela los tiempos son simultáneos para sus participantes. Hay horarios definidos, los tiempos se definen y definen a su vez las actividades escolares: materias, recreos, entrada, salida, etc. En la casa no hay simultaneidad total posible.
Tiempo escolar (sincrónico) versus tiempo familiar /tiempo asincrónico. Por eso se sugiere grabar si se dan clases, para respetar los tiempos familiares, no iguales a los tiempos escolares.
Hablemos de los lugares, espacios, ámbitos, ambientes, territorios
Del lugar escuela al lugar casa: ¿lugar o no-lugar? ¿Espacio escolar versus “no lugar” ¿o mejor dicho lugar diferente?
Los espacios escolares se definen por las actividades propias escolares que en ellos se realizan: salones, patios, etc.
En la casa los espacios se definen por actividades de la familia, no de la escuela.
Hablemos de los objetos
Objetos históricamente escolares versus objetos “actuales” o ausencia de ellos en el ámbito familiar.
Objetos concretos que visibilizan las diferencias: dispositivos que se tiene o no se tienen, que se comparten o no se comparten.
Objetos concretos: disponibilidad de dispositivos en el ámbito familiar. O no se tienen o se disputan, ya que nunca alcanzan.
Objetos no concretos: conectividad, plataformas y programas, que no se tienen o no se conocen.
Inclusión de tecnologías: de ser deseo e intención se transformó en una inmediatez inmediata; en necesidad, mandato y demanda tanto externa como interna. Registrar que son soporte y no contenido de la enseñanza: sola no produce pensamiento crítico, sino el “cómo” usarlas para resolver situaciones.
En esta situación de excepcionalidad en la casa, se compite por espacios, tiempos, dispositivos, etc. De un modo totalmente diferente al de la etapa de habitualidad en la escuela.
- “¿A quién le toca ahora la computadora, el celular?”
- “¿Quién está ahora en este espacio?”
- “¡Nos quedamos sin conectividad! ¡No hay más gigas en el celular!”
Diferencias en las variables didáctico-curriculares-escolares entre épocas de habitualidad y épocas de excepcionalidad:
Propuestas de Actividades: Las propuestas de actividades en la excepcionalidad no siguen la lógica de las actividades propuestas en la habitualidad.
Propuestas de actividades versus “deberes” ¿mandar deberes o proponer actividades? Diferenciar entre “Mandar deberes” y “proponer actividades”. Mandar: es mandato, no propuesta. Deberes: apunta a lo que debo, sin considerar lo que puedo o lo que quiero.
Las propuestas de actividades pueden surgir de los educadores o de los alumnos y sus grupos familiares. Pasar de prácticas escolares a valorizar vivencias y experiencias.
¿Contenidos o saberes?
Contenidos: son construcciones didáctico-curriculares escolares. Refieren a saberes: conceptos, ideas, procedimientos, actitudes, valores, etc.
Lógica curricular escolar: aprender contenidos para conocer y actuar en la realidad. Hoy: los alumnos ya están en la realidad; los docentes deben detectar qué saberes están poniendo en juego
Habitualmente nos referimos a que primero adquieren el contenido escolar, que les permitirá conocer y actuar sobre y en la realidad extraescolar. Ahora parece cambiar la dirección de la flecha: de la realidad extraescolar al contenido escolar ¿qué pretendemos: garantizar “dar” contenidos o valorizar los aprendizajes? (aprender cosas nuevas, transferir lo aprendido, cuestionar lo aprendido, desaprender lo aprendido)
Cuando de evaluar se trata: Evaluar sólo para saber qué sabe el alumno versus evaluar especialmente para ayudar al alumno a aprender y seguir aprendiendo. ¿evaluar para saber qué sabe o evaluar para que pueda aprender, y se dé cuenta de qué está aprendiendo?. Resaltar la importancia de la retroalimentación, feedback, devolución.
Valorar aprendizajes, aun en las equivocaciones, crea vínculo de confianza, el alumno se siente valorado
Es esencial considerar Objetivos, metas, propósitos, expectativas de logro, competencias, capacidades, etc. ¿qué y cuales priorizar? Cambio en prioridades: no es que se abandonan metas, sino que se decide cuáles priorizar. Cuando el respeto se conjuga con el verbo cuidar y el grupo se conjuga con la cooperación y colaboración.
Recordar que definen el para qué y el por qué, condicionan propuestas de actividades y selección de contenidos, refieren al tipo de persona que se desea contribuir a formar.
Es importante destacar dentro de las metas a priorizar el desarrollar el espíritu crítico, la capacidad de razonar, el pensamiento alternativo, la elaboración de estrategias cognitivas. Las características esenciales (que motivan e incentivan) son la curiosidad y desafío. Curiosidad: hacerse preguntas sobre el cómo y para qué de las cosas. (pensamiento científico). Desafío (¿a qué no?): en el juego y las propuestas lúdicas.
Por otro lado, ponemos el acento en la dimensión socio-afectiva, ético-ideológica, los vínculos, sistema de valores. Los valores no se declaman, se actúan. Priorizamos la cooperación y colaboración: del equipo a la comunidad profesional, de práctica, de reflexión. Registrar la existencia de la sociedad del cuidado: yo te cuido, vos me cuidás, nosotros nos cuidamos a nosotros y a los otros.
Todo ello contribuye a la construcción de ciudadanía. Pertenencia, defensa de derechos.
Desafíos esenciales para los educadores (docentes, directivos, supervisores):
- Reconocer los aprendizajes propios realizados a lo largo de estos meses
- Registrar la importancia de priorizar objetivos por sobre actividades y contenidos
- Entender la existencia de otro tipo de encuentros más que de “falta de encuentro”
- Los vínculos que se establecen con más fuerza son los vínculos que implican ocupación y preocupación por el otro y los otros,
- Revalorizar experiencias y vivencias, las propias y las de los alumnos.
- Complementar la idea de equipo con el de comunidad de aprendizaje, de reflexión. Hay construcción de pensamiento colectivo, no pensamiento compartido. Es colectivo porque se conforma a partir del intercambio, aun del no coincidente, ya que alimenta la discusión interna y su cambio o afianzamiento. No es necesario que todos piensen lo mismo. No se busca un pensamiento único, una única respuesta. Se valora el pensamiento divergente, que se desarrolla a la luz de la existencia de diversidad de respuestas posibles y no la búsqueda de una respuesta única y aparentemente y necesariamente entendida como la única respuesta posible, o sea la búsqueda de verdades incuestionables.
- Reflexionar sobre qué cambió en modos de enseñar Actualizar los modos de enseñar: necesario desde siempre, ahora se hace más visible. Modificar prácticas pedagógicas:
A) para garantizar el derecho a la educación de nuestros alumnos.
B) para cumplir con nuestra “función de educadores”. - Capacidad de acción ante complejas e imprevisibles situaciones y demandas
- Punto de lo imposible: los educadores no somos magos ni superhéroes. Somos profesionales de la educación con capacidad para tomar decisiones razonadas y razonables y establecer prioridades y hemos trabajado siempre en escuelas
“situadas”, no “sitiadas”.
Los docentes y la institución
- • Valorar en informes, planificaciones, evaluaciones, etc. la esencia por sobre el formato.
- Planificar: si; respetando estilos particulares
- Informar: si ; registrar, narrar, contar, aunque no se siga un formato
- Diferencia entre imperativo y prescripción: imperativos: indicutibles. Prescripciones: sugerencias que se pueden seguir o no, considerando situaciones concretas: Profesionalidad docente que permite tomar decisiones responsables.
- Escuchar, entender, comprender (no implican necesariamente estar de acuerdo)
- Asesorar, apoyar, andamiar
El educador y las familias
- Los que se quejan: uno sólo se queja de lo que le importa. (el futuro de los hijos)
- Los que no se comprometen. Comprensión de existencia de diversidad de circunstancias socio-económicas; socio-culturales; socio-familiares.
- Incrementar la información referida al porqué y para qué de las propuestas.
- Recontratar modalidades de circulación de la información.
- Ética de relación educativa basada en el respeto, cuidado, responsabilidad y solidaridad”
- Vínculos: ocuparse y preocuparse por alumnos, familias y colegas. Valorar, hacer visible.
Retos y perspectivas para este tiempo
- Educar es siempre encuentro, que adquiere diversas formas.
- Capacidad de acción ante complejas e imprevisibles situaciones y demandas.
- Educador como actor esencial e imprescindible para entender “lo que sucede” en esta situación.
- Se enfrenta en este momento a situaciones cuya solución no es “la verdadera” ni “la única”, sino “la posible” y “probablemente adecuada”.
- Actúa con un conocimiento profesional, “filtrado” por su personalidad, experiencia y contexto laboral.
Para cerrar
“…Los buenos Maestros son maestros pasajeros,
los Maestros fascinantes son maestros inolvidables…
Sea un Maestro fascinante: estimúlelos a poner en juego
su pensamiento y a tener un romance con la vida.
Las informaciones son archivadas en la memoria,
las experiencias quedan clavadas en el corazón…”
Augusto Cury